domingo, 18 de julio de 2010

Deseo con s, dulce con c...

Creo que fué en el contexto de clase de lengua, que me detuve por primera vez en la palabra "deseo". Mi profesora de entonces se afanaba por hacernos entender la diferencia entre el sonido "s" y el "c", utilizando la frase "deseo dulce", a la que añadía "deseo con s, dulce con c".

Todo lo que aprendemos en nuestra infancia nos queda grabado, de una u otra manera.
Creo mucho en esas teorías, ya que "deseo" y "dulce", son dos de mis palabras favoritas.

Desde pequeña, coincidiendo con el aprendizaje de las reglas de ortografía, me aficioné a los dulces, pero no cualquier dulce ni a cualquier hora. Mis favoritos han sido siempre los pastelitos de crema y a la hora de la siesta.

Ya de mayor, he contagiado a mi gente con mis "deseos" y tengo que tomar algo dulce después de comer al mediodía o siento que "estoy vacía".

Y que pasa cuando no solo se desea un dulce? Aunque también se usa la palabra "dulce" para referirse a algo bueno, "a nadie le hace daño un dulce", he escuchado por ahi. A nadie que no tenga azúcar en sangre, pienso yo...

Deseamos siempre "algo bueno"? Nuestros deseos actúan a modo de gps hacia nuestros objetivos?

Es el deseo de bienestar la base de la cual parten todos los demás?
Debería ser asi, verdad? Pero sobre todo, debería cumplirse con una especie de limitación al estilo jurídico: "tu deseo termina donde empieza el de los demás" (he cambiado la palabra derecho por deseo).

Cuál sería el límite para nuestro deseo? No dañar al otro ni a nosotros mismos.

A lo largo de mi vida he tenido numerosos, miles, millones de deseos. Muchos se han cumplido, muchos no y aún cuando a esos deseos incumplidos los había esperado anhelante, siempre supe resignarme ante lo que de todos modos no puede ser.

Deseamos ropa, comida, zapatos, un coche, vacaciones, tiempo libre...un amante, una pareja, un amigo. Todo forma parte del deseo.

Personalmente no me alcanza con eso, también deseo bienestar "mental", deseo mejorar, deseo paz interior.

Claro que mis deseos fueron cambiando a lo largo de estos años: hace 20 años solo deseaba que llegara el miércoles para empezar a salir. En aquel entonces, salíamos de miércoles a domingo, dormía 2 horas al día, estudiaba y trabajaba.
"Juventud, divino tesoro"...

Pero hay otro deseo, que al igual que el de comer dulces, sigue constante.
El deseo de seducir, de conquistar, deseo de sentir que te desean.

Siempre me gustó el juego de la seducción, solo que con los años ha mejorado. Ahora ya no me siento culpable por desearlo!!
Al contrario, lo disfruto mucho.

Me gusta desear y sentirme deseada. Siempre lo he conseguido? No lo se. En la mayoría de las ocasiones he estado segura, en otras no tanto.

Leyendo unas entradas de blog sobre relatos eróticos, me detuve a pensar otra vez en la palabra "deseo", en lo poco que se utiliza a diario en la intimidad.
Y por qué no la usamos? Porque damos "por supuesto" que eso se entiende y ya está?

Pero sigue siendo erótico escuchar "te deseo mucho"?
Creo que si, que es muy erótico porque individualiza el deseo, lo dirige hacia una persona determinada.

Deseos...eróticos, materiales, colectivos, individuales, deseos de tener lo que otro tiene, deseos de probar nuevas experiencias, deseos de cambiar de vida, de país, de pareja...

El deseo nos lleva a la tentación? O deseo y tentación están en el mismo rango?
Si deseamos un vestido nuevo, podemos resistir "la tentación" de comprarlo? Es más, podemos resistir a comprarlo sabiendo que es el último que queda?

Deseo, tentación... fantasía?
Nuestros deseos nos llevan a fantasear con el objeto deseado: si es un hombre, como besará? si es un vestido, cuando lo compre me lo pondré para...etc, etc.

Por mi parte sigo sin poder resistirme al deseo, como tampoco puedo resistir a un dulce después de comer, sigo fantaseando como un adolescente y sucumbiendo de tanto en tanto a las tentaciones, porque como bien dijo alguien:"Puedo resistir a todo, menos a la tentación"...

sábado, 26 de junio de 2010

Culo blando

"Liliana se despertó a las seis, preparó a los chicos, los llevó a la escuela y volvió a casa con tiempo para darle un beso a Arturo, su marido. Hizo una rápida compra en el supermercado, peleó con la mucama que le había manchado el vestido de seda, salió apurada, como siempre; le pusieron una multa por estar conduciendo con el celular en la oreja y una advertencia por estacionar en lugar prohibido, mientras iba un minuto a sacar dinero del cajero automático.


En el camino al trabajo, golpeaba ansiosamente el volante, en un congestionamiento monstruoso, y pensaba cuándo podría pintarse la uñas y hacerse la tintura en el pelo antes de transformarse en una mujer canosa.


Llegando al escritorio, casi fue atropellada por una mina escultural que era la nueva contratada por la empresa para el cargo que ella, Liliana, hizo de todo para conseguir, pero que, a pesar del currículum excelente y de sus años de experiencia y dedicación, no pudo lograr.


Pensó que un buen lomo daba puntos, pero al rato se olvidó de la mina porque en medio de una reunión llamaron del colegio de Clarita, su hija menor, diciendo que ella estaba con dolor de oído y fiebre.


Intentó, en vano, encontrar a su marido y, como no pudo, resolvió ir ella misma al colegio, después de encontrarse con un nuevo cliente, que mostró ser un neurótico, aburrido, desconfiado con quien tendría que lidiar los próximos meses.


Salió ansiosa y encontró su auto con una goma pinchada. Pensó en todo lo que todavía tenía por hacer antes de cerrar los ojos y soñar con un mundo mejor.


Dejó el auto, tomó un taxi y fue por las criaturas. Cuando llegó a casa, descubrió que se había dejado el maldito portafolio con todo lo que necesitaba leer para el día siguiente.
Llamó al celular de su marido con la esperanza de que él pudiese ir a buscar los papeles a la empresa, pero la mierda seguía fuera del área. Consiguió, después de varias llamadas, que un motoquero le trajese los malditos documentos.


Tomó un baño, le dio de comer a los chicos y los acostó. Arturo llegó cruzadísimo de una reunión, reclamando de todo. Comieron en silencio. En la cama ella leyó la mitad de los documentos y comenzó a cabecear de sueño. Arturo se despertó con una erección y
queriendo juguetear. Como esos momentos eran cada vez más escasos en su matrimonio, ella decidió hacer un último esfuerzo y transar. Hicieron algo medio rápido, medio más o menos, y, cuando estaba casi durmiéndose de nuevo, sintió una palmadita en su traste con el siguiente comentario:
Estás teniendo un culito blando, Lili...deja la haraganería y empezá a cuidarte...


Liliana miró una pantalla de metal y se imaginó golpeando la cabeza de Arturo hasta ver sus sesos desparramados por la almohada! Después se vio saltando sobre el tórax de él hasta fracturar todas sus costillas! Con un alicate de uñas arrancándole uno a uno todos sus dientes y después dándole una patada brutal en las bolas, que hacía volar espermatozoides para todos lados!


En seguida usó la técnica que aprendió en un libro de autoayuda: cómo controlar las emociones negativas. Respiró tres veces profundamente, mentalizando el color azul, y reflexionó. No iba a valer la pena, no estábamos en EEUU, no conseguiría una abogada feminista carísima que hiciese su defensa alegando que asesinó a su marido ciega de tensión premenstrual. ..


Resolvió actuar con sabiduría.


Al día siguiente, no llevó a los chicos al colegio, no hizo la compra rápida del super, ni peleó con la mucama. Fue a un gimnasio y se mató dos horas. De allí fue a la peluquería para teñirse de pelirroja y se pintó las uñas de colorado. Llamó al insoportable nuevo cliente y le dijo todo lo que pensaba de él, de su mujer y de su proyecto.
Y esperó los resultados de su pésima conducta, haciéndose un masaje estético que jura eliminar, en diez sesiones, la grasa localizada.

Mientras se hospedaba en un spa, oyó al marido desesperado tratando de localizarla por el celular y descubrir por qué ella había desaparecido.
Pacientemente no atendió.


Y, como la venganza es un plato que se come frío, le dejó un mensaje lacónico en la casilla de mensajes:


-El culo todavía está blando. Volveré cuando se haya endurecido. Un beso de la haragana..."

(Sacado del libro: Este sexo el femenino /Patrícia Travassos).

miércoles, 28 de abril de 2010

Para ver, escuchar y disfrutar

Turn your volume UP, WATCH, listen ... And enjoy!



http://vimeo.com/moogaloop.swf?clip_id=2539741

(Ya sabes, copia y pega el enlace)

miércoles, 14 de abril de 2010

Un vídeo muy bueno

Copia y pega el enlace en la barra de direcciones:

http://www.dailymotion.com/video/xcv6dv_pixels-by-patrick-jean_creation

jueves, 8 de abril de 2010

El extraño y fascinante mundo de los 30añeros

Cómo descubrí ese grandioso e inagotable mercado?
Fue hace un par de años, viajando en bus a Madrid por falta de presupuesto para el AVE.

Eramos un grupo de 5, y entonces yo elegí sentarme sola en el asiento del pasillo. Acto seguido procedí a colocar mi bolso en el asiento de al lado (el de la ventanilla), para evitar que alguien quisiera ocuparlo.
No tenia ninguna intención ni humor para viajar compartiendo asiento con nadie.

De repente capto cierto movimiento, gente que se levanta, que se cambia de sitio, se colocan, se vuelven a cambiar.
Y ya me entran los sudores y pienso: verás como no falta "el zopenco" que venga a preguntar si el asiento de la ventanilla está libre.

Con mi mejor cara de "pocos amigos", veo que se acerca hacia mi un joven rubio, de unos 30 años y me pregunta: puedo?

De muy mala gana, y no sin antes girarme hacia los últimos asientos del bus (habia uno libre en la última fila), para darle a entender que me molestaba, quito el bolso del asiento de la ventanilla y me levanto para dejarle pasar.

Saqué el libro que llevaba para esas "horas muertas" y me olvidé de mi compañero de asiento.

Cuando por fin el bus se puso en marcha, se apagaron las luces y decidí guardar el libro e intentar dormir.

Primera interrupción: entre sueños escucho "te molesta la luz?".
Mi vecino de asiento, preguntando si podia leer.
Recuerdo que le miré de reojo y le dije secamente "no me importa".

Después de eso, me dormí profundamente.
Habia bajado el "posabrazos" para marcar la distancia entre su lugar y el mio.

No se cuanto tiempo pasó, pero de repente siento algo en la espalda y me despierto con la sensación de que el "vecinito" me rozaba.
Lo primero que pensé fue que yo le estaba molestando y que me queria "poner en mi sitio".
Pero entonces recordé el "posabrazos" que obraba de frontera entre nosotros y me dormí otra vez.

Al cabo de unos minutos, vuelvo a sentir sus dedos rozando mi espalda...
Y ya despierta del todo, me quedo inmóvil pensando con inquietud: "éste me está tocando???".

Seguí dándole la espalda, sin moverme y esperando a comprobar que no estaba soñando. No, no estaba soñando: mi compañero de asiento me estaba tocando deliberadamente!!!!!!

Y entonces me giro y le increpo: pero que haces?? cómo se te ocurre?? estás loco?????
Respuesta inesperada: si, estoy loco!

Mezcla de incredulidad y estupor... me quedé muda!
Me dijo que "yo me habia dormido invadiendo su espacio"...
Pero eso no concordaba con la respuesta "si, estoy loco".
Ni con el "posabrazos" haciendo de frontera.

Me di la vuelta, y muy enfadada, le pregunté acerca de la peregrina idea que le habia llevado a hacer semejante cosa!
Argumenté que yo era una mujer mayor, que como podía ser tan atrevido, etc, etc.

Fue alucinante escuchar algo así como "no pude resistirme".

Como siempre que me pasan cosas inesperadas, me costó situarme y adoptar mi postura de "señora mayor de 40, con cargas de familia".

Así que seguí con la reprimenda de "como te atreves", etc, etc.
No recuerdo bien lo que siguió, pero si que me rozó con su pierna y que yo no quité la mia...
Y que acercó su mano y que yo senti sus dedos, su calor y que fué increíble!!

Fue una loca aventura de "6 horas" hasta que vimos las luces de Madrid.
Me pidió mi número.
Y en otro completo estado de alteración morbosa de mis facultades mentales y de una incapacidad total para comprender la "criminalidad" del acto y dirigir mis acciones: marqué mi número en su móvil. Solo el número, sin nombre.

Pasé el puente de la Constitución alucinando con la experiencia, intentando no perderme en las conversaciones con mi gente, viviendo una especie de "limbo" entre realidad y recuerdo y llegando a creer que lo habia imaginado!

Al tiempo de regresar a Sevilla, recibí un sms. Supe que era suyo.
Quedamos para tomar un café. Recuerdo que hacia mucho frío.
Era mucho mas guapo de lo que yo recordaba. Y tan joven...
Solo charlamos, me contó cosas de su vida, yo algunas de la mia y ahi quedó todo.

No me dijo su nombre. Yo tampoco el mio.

Eso pasó en invierno. Llegó la primavera y luego el verano.

Una tarde de agosto, recibo un sms inconfundible: era "él".
Estaba sola, sin niños, sin nadie y quedamos para ir a tomar algo por la noche.

Charlamos y charlamos hasta que nos echaron de todos los bares.
No paso nada mas allá de unos cuantos besos de despedida.

No volví a verle. No se como se llama, ni donde vive, ni nada.
Solo se que me descubrió un mundo nuevo y sin explorar: los 30añeros...

La protagonista favorita de mi serie favorita en uno de los primeros capítulos se pregunta si los 20añeros "serían la nueva droga de diseño".
Y yo me pregunto si los 30añeros lo son para mi...

Solo se que esa experiencia fue como si me hubieran quitado la venda de los ojos o como si me hubieran puesto unas gafas especiales, como la de los super-héroes.

Comencé a verles por la calle.
A cruzarlos por todas partes.
Descubrí que la ciudad estaba llena de jovenes guapos, vitales, mentalmente estimulantes y a los que yo les resultaba "sexy y atractiva".

Escuchar "te ves mucho mas joven" es gelucinante (eso significa mitad genial, mitad alucinante).
Y al parecer estoy en una edad en la que "necesito ese tipo de seguridades" (risa).

En mi defensa diré que a todos "nos gusta gustar", a que si?
Tengamos la edad que sea.

Saqué el tema en mi heterogéneo grupo de amigas y todas coincidieron en que nos atraen por que son jovenes y vitales y que ellos se sienten atraídos por nosotras porque tenemos las cosas claras, nos hemos liberado de muchos prejuicios y todavia estamos de "buen ver".

Yo creo que es algo mas...
Es un poco como volver a vivir tus "30", recordar el idealismo que te motivaba, las ganas de triunfar laboralmente, los primeros años en pareja...

Los mongoles tenían la costumbre de casar al hombre con una mujer mayor y experimentada.
Pensaban algo asi como que la mujer maduraba antes y debía iniciar al marido.

Y creo que tenian razón.
Nosotras "mejoramos" con el tiempo y ellos "pierden potencia"...

Y además, si ellos pueden "lucir" a una jovencita a su lado... por qué nosotras no?
Será sexista el pensamiento? No lo se...

Sólo se que todos los chicos de 30 que conozco están de escándalo!
Sobre todo si llevan uniforme y ponen multas...mmmmmm

martes, 6 de abril de 2010

Algunas mujeres seguimos "viendo" las pelis porno hasta el final solo para ver si se casan?

Ya se que suena y/o es un chiste machista... pero hasta que punto no es verdad?

Cuánto hemos avanzado las mujeres mentalmente a ese nivel?

Como dice mi serie favorita "Sex and the city": "pueden las mujeres tener sexo como los hombres?"

He pasado la última década de mi vida intentándolo... pero no estoy segura de haberlo conseguido...

Tiene que ver con las ganas de "parecernos" a ellos, en plan "si ellos pueden, nosotras también"?
O es algo más básico todavía: "fulanito me hizo ésto, pues ahora se van a enterar todos"!

Pero que significa exactamente "tener sexo como los hombres"?

Personalmente creo que significa "sin estar enamorada".
Que no se necesita estar involucrada emocionalmente con alguien para tener sexo a destajo.

Pero claro, una cosa es pensarlo, razonarlo... y otra llevarlo a la práctica!

Y qué pasa si "él" te gusta mucho? Pasa que repites. Y qué pasa cuando repites con alguien que te gusta mucho? Pues que cada vez te gusta mas, con el agravante de que tienes el riesgo de enamorarte... Y si te enamoras? Pues ahí se fastidió el invento...

Y me pregunto: por qué ellos pueden y nosotras no?
Pero también me re-pregunto: realmente ellos pueden? O simplemente no lo demuestran?

Entonces... cuál es el secreto?
Se puede tener sexo sin involucrarte emocionalmente?

Si y solo si el otro no te produce el menor estímulo mental, al menos eso me pasa a mí. Pero claro, con ese tipo de personas, no te apetece repetir...

Pienso que en realidad todo depende de cada uno, que no se puede generalizar.
Habrá hombres que pueden tener sexo con la misma persona, sin involucrarse emocionalmente y otros que no... y que lo mismo se aplica a las mujeres.

Después de algunos años viviendo en "fase experimental", he llegado a la conclusión de que no puedo. No hay caso.

Por que solo repito con gente que me estimula mentalmente... (suena rebuscado, pero soy así). Y la repetición ya sabemos a lo que lleva: te engancha.

Eso me trae a la mente otra conclusión tremenda: solo puedes hacerte la liberal y decir que no eres celosa, cuando el otro no te importa un bledo!

Por que seamos sinceras/os: somos celosos cuando el otro nos importa. Obviamente, hablo de "celos" en sentido positivo, llamo "celos" a esa especie de hormigueo que sientes cuando alguien mira a tu pareja por la calle o tonterías del género. Otro tipo de manifestación posesiva es ya patológica.

Total, que el secreto para no "involucrarme emocionalmente" es no repetir.

Qué quiere decir? Qué solo puedo tener "sexo sin compromisos" con la gente que no me gusta... Qué feo suena, verdad?

Otra grandiosa herencia de mi educación "católica-apostólica-romana"?
Muy probablemente...

lunes, 5 de abril de 2010

Con el tiempo...

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma,
que el amor no significa acostarse y una relación no significa seguridad;
y uno empieza a aprender que los besos no son contratos y los regalos no son promesas;
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema.
Que hay que plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno vale, y con cada día... uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por compañía a tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba ya no tiene ningún sentido." (Jorge Luis Borges)

martes, 30 de marzo de 2010

De "citas célebres", "ciber-citas" y "otras angustias"...

No recuerdo cuando tuve la última "cita célebre"...
Obviamente, no me refiero a ningún pensamiento filosófico...
Me refiero a las citas o encuentros en general.

Que es una cita?
Pues la respuesta depende de si la cita es por trabajo, con un conocido, con un desconocido, una cita organizada por tus amigos, una cita al ginecólogo...

Y digo que la respuesta depende, por la diversidad de sentimientos que experimentamos, según sea la cita.

Si es una cita de trabajo, diferente es quedar por trabajo, que tener una entrevista.
Quedar por trabajo, forma parte de la rutina, puede producirte mayor o menor estrés, pero creo que es algo que se puede controlar.

Si es una entrevista de trabajo, ahí la cosa cambia, porque tengas la edad que tengas, la ansiedad, en mayor o menor medida, siempre está ahí...

Citas con conocidos y/o amigos?
En este caso, el lugar donde vivas será el factor que influya en tu estado de ánimo.
No es lo mismo vivir en Bilbao o en Barcelona o en Sevilla.
Si vives en Sevilla, quedar aunque sea con un conocido ya te pone de los nervios, porque al parecer es la ciudad del redondeo: "a que hora quedamos?", respuesta: "a primera hora", "ya si eso yo te llamo", "10.30/11".

Luego con el tiempo vas aprendiendo que "primera hora es a partir de las 10.30", "ya si eso yo te llamo", significa "no tengo la mas mínima gana de salir" y que "10.30/11", quiere decir que con suerte llegará a las "11.15" ("si eso").

Las citas organizadas por los amigos/as, son un poco mas "light", porque estas entre conocidos, es mas fácil tener tema de conversación, etc...

Las citas con el ginecólogo siempre me han resultado estresantes!!
Sea hombre o mujer.
Pero claro, es una especie de "caliz" necesario que debemos pasar al menos 1 vez al año.

Con mas de 40 y dos partos en el haber (con dolor, por cierto), sigue siendo un momento de incomodidad x 100.

Viviendo en Europa, no he vuelto a tener la opción de que la Seguridad Social provea de ginecólogas.
En mis últimas citas, me las he tenido que ver con señores de chaqueta blanca, acompañados por una ayudante con aspecto de travesti y de odiar a las mujeres.

Estás ahí, mirando de reojo a tus bragas sobre el banquito blanco, tus piernas abiertas y el médico, su ayudante con pinta de travesti, la enfermera, los residentes (si tienes suerte, no entra la limpiadora), pasando por ahí y mirando...
Empiezas a pensar: "que miran?" "me estarán comparando?".

Todo es controlable, porque normalmente el médico es feo y entrado en años (y en carnes) y su ayudante tiene aspecto de travesti.

Mal lo paso cuando el ginecólogo está como un "tren" y no tiene ayudantes, ni enfermeras pesadas, ni entra nadie ni por equivocación...
E intentas por todos los medios poner la mente en blanco y olvidar que estás en bolas delante de ese guaperas, para evitar tener fantasías y que tu cuerpo te delate.
Ruegas por favor que no siga preguntando: "que siente aqui?", porque temes que en cualquier momento se te escape algo como: "unas ganas que no vea!".

De lo dicho hasta ahora, me animo a decir que las citas "son encuentros", que según del tipo que sean, pueden ocasionar mayor o menor estrés.

Pero que me dicen de las citas con desconocidos?
También aquí hay que distinguir: están esas fabulosas primeras citas, que lo son sin querer, por ejemplo porque has coincidido por casualidad en el avión y has tenido al menos 10 horas para charlar y contarle 1500 cosas...

Y qué pasa cuando se trata de un desconocido?
Qué pasa si es un contacto de internet?

El sujeto en cuestión es alguien con quien has contactado a través de la red, pero también podría ser alguien con el que podrías haber contactado en la barra de un bar, en la calle, en el INEM...etc

Hay diferencia?
Nos seguimos sintiendo un "freak" por que hemos contactado por la red?

Pienso que la diferencia está en el hecho de que "si contactas en la barra del bar", por ejemplo, tienes los datos imprescindibles en forma directa: como está vestido, si fuma, si bebe, si tiene pinta de yonki, etc.
Luego tendrás la oportunidad de saber si tiene algo en la cabeza o no...

El momentazo viene cuando has quedado con alguien que has conocido por internet...
Por qué en realidad... que sabes de él/ella?

Si bien se pueden saber muchas cosas: si escribe sin "horrores" de ortografía, puede que tenga cierto nivel cultural; si tiene sentido lo que dice, puede resultar intelectualmente estimulante; si no te cuenta cada día una historia diferente, en principio no es un mentiroso compulsivo..., en realidad no sabes nada más o si?

Recuerdo uno de esos "momentazos" vividos años atrás.
No tenía pareja y mis hijas pasaban el verano con su familia, fuera de España.
Aburrida y acalorada, entré en un portal de esos que ahora prometen "3 citas al año o le devolvemos su dinero".
En aquel entonces era gratis. Paso de pagar por chatear!!

Total, contacto con un hombre blanco, de unos 30 y algo, que se autodefine como "médico".
El divorciado, yo también, inevitablemente caímos en el tema: "nunca sabrás con quien te has casado hasta que no te divorcias".
La verdad es que la charla estaba interesante, era de noche, hacia calor y me dice: "que te parece si continuamos la charla con una cerveza bien fría?".
Pues no me pareció mal idea.

Fijamos hora y sitio. Y yo me lancé a mi armario a buscar algo bonito, sin ser provocativo, algo arreglado sin ser llamativo, y encontré un vestido que me había comprado en el rastrillo de Madrid y pensé que era ocasión para estrenarlo.

Me dediqué a poner esmero en el maquillaje para resaltar mi super bronceado veraniego.
Y cuando decidí que estaba "de buen ver", salí de casa.

Llegué al sitio donde habíamos quedado, unos 3 minutos tarde y no vi a nadie.
Pensé: "bueno, igual he llegado temprano".

De repente "algo" se me acerca y me dice: hola?
Y yo, al borde del infarto (por el susto) le pregunto: ERES TÚ????
No lo podía creer!!
Había mentido con la foto, con la edad, con la especie y con todo? O durante el camino de su casa al lugar de la cita había sido abducido y manipulado genéticamente por los extraterrestres???!!

Igual cuando escribió "médico" yo interpreté que era médico y en realidad lo que quizo decir es que "iba al médico".

De las pocas veces en mi vida que me quedé sin palabras...
Cuando recuperé el habla, le dije: tú eres fulanito???
Pues no tienes nada que ver con la foto...
Y acto seguido le dije: tengo un terrible dolor de estómago, por lo que me tengo que ir. Y me fuí.

Me fuí indignada por el tiempo que había perdido "produciéndome" para estar presentable y por la mentira.

La mentira es lo que me puso mal, porque pienso que no tenía necesidad de mentir.

Al mentir, la otra persona te quita la posibilidad de elegir.

Si le faltaba un brazo o tenía una pierna coja y quería quedar, decidir era algo exclusivamente MIO. Yo tenía que decidir.

Qué sentido tiene ese tipo de actitudes?
Es del género estúpido que yo diga: "soy rubia y ojos claros", cuando soy todo lo contrario!!

De vuelta a casa, la pesadilla no había terminado: encontré un mensaje suyo diciendo que había sido la cita "mas corta" de su vida.

Le contesté que no me gustaban las mentiras y procedí a eliminarlo inmediatamente.

Todas las ciber-citas son así de malas?
Pienso que no.
Que gente mentirosa hay en todas partes.

Pero a que te sientes mas estafado si es por internet? O no?

Las malas citas dejan sabor amargo.
Sea por internet, sea la primera o sea la tercera con alguien que ya conoces, porque si no somos "honestos y claros", existe el riesgo de molestar al otro.

Y para evitar eso, creo que primero tenemos que ser "honestos y claros" con nosotros mismos y tener la madurez suficiente para conocernos y dar la posibilidad al otro de que nos conozca también.

Será que ya paso de los 40 y todo lo que pueda ahorrarme tiempo y disgustos: bienvenido sea!!

sábado, 27 de marzo de 2010

Héroe

Para poder visualizar el vídeo, copia el enlace y pégalo en la barra de direcciones.

http://en.tackfilm.se/?id=1270038684781RA96

viernes, 26 de marzo de 2010

Por qué nos cuesta tanto decidir?

Hoy he leído algo que me trajo a la mente viejas experiencias "catalanas", con una persona con la que tuve la relación más intensa de mi vida, el mejor sexo, la única persona con la que jamás sentí celos, porque había tanta confianza, había tanta franqueza entre nosotros, que nos lo contábamos todo. Y cuando digo "todo", quiero decir "TODO".

Pero como en casi todos los cuentos del S.XXI: ni terminamos felices, ni comimos perdices.
Tuvimos un problema que se llamaba "indecisión".
Todo estuvo bien hasta que llegó la hora de decidir: o te mudas a Sevilla o me mudo yo.
Y él no era persona que tuviera las cosas claras a la hora de tomar decisiones. Entonces la tomé yo: se acabó.

Hice bien? Creo que si, porque hice lo que sentía.
Me equivoqué? En algún momento después de la ruptura lo pensé, sobre todo cuando echaba de menos la intimidad que habíamos tenido.

Qué es entonces decidir? Por qué nos cuesta tanto?
Por qué le costó tanto decidirse, aún sintiendo que estaba con la mujer que quería?

Creo que nos cuesta decidir o que somos indecisos porque decidir implica "renunciar". Si las opciones son A o B, si nos decidimos por A, estamos renunciando a B y viceversa. Y las cosas se complican si además existe C o D...

Y creo que ahí está el "quid" de la cuestión: a quien le gusta renunciar?
Por qué nos enredamos en el "que habría pasado si yo no hubiera o hubiese"?
Queremos tenerlo todo, no queremos renunciar a nada y nos volvemos indecisos.

Pienso que aprender que no podemos tenerlo todo, es un signo de madurez.
Y saber renunciar? También.

Tan simple es? No, no lo es.
Por muy maduro que uno se sienta, no nos gusta renunciar a nada.
Es evidente que hablo de tener que elegir entre las cosas que nos gustan:
La mujer/hombre que me gusta o la ciudad que me gusta?
El trabajo que me gusta o el que me da más dinero?
El trabajo que me gusta pero que no me deja tiempo libre?.
Por qué, obviamente, deseamos vivir en la ciudad que nos gusta, tener la mujer/hombre que nos gusta, el trabajo que nos gusta y que nos da dinero y además nos deja el tiempo libre.
Sería ideal, a que si??

Y llega el momento de "decidir".
Ergo, tenemos que "renunciar".
Aparecen las preguntas del millón: si decides irte la pregunta es "que habría pasado si me hubiera quedado?". Si decides quedarte: "que habría pasado si me hubiera ido"?.

Hasta que punto esas preguntas son paralizantes e inútiles?
Creo que lo son en la medida en que no nos dejen disfrutar de lo que tenemos, porque son como una especie de "ancla" que impiden avanzar en el camino elegido, porque son preguntas para las que no tenemos respuestas!

La indecisión nos lleva a entrar en "crisis": "tengo que tomar una decisión".
Esa crisis durará, mientras dure nuestra indecisión. Una vez que decides, sales de la crisis. Ya no estás en crisis: tienes un problema nuevo y así sucesivamente...

Pasados los 40, tener ese tipo de crisis es "un artículo de lujo" que algunos no podemos permitirnos.
Si llegada a cierta edad no has aprendido que no se puede "tenerlo todo" o esperar a "tener el 100% de seguridad para poder decidir", es que el día que enseñaron "seguridad" faltaste.

Los otros días vi una comedia sobre un agente de seguros, que tenía un programa para "calcular riesgos", lo utilizaba para evaluar a sus posibles clientes asegurables ("Y entonces llegó ella", en inglés "Along come Polly").

Hasta que no podamos tener nuestro propio "riskcalculator9000", tendremos que decidir nosotros.

Después de re-leer lo que he escrito, me queda una duda: seré indecisa o insegura?
Como no tengo respuesta, creo que será tema para una próxima entrada...

domingo, 14 de febrero de 2010

Los orgasmos no son patéticos... o si?

Qué resulta más patético, tener ciber-sexo y ningún orgasmo? O tener ciber-sexo por que no tienes a nadie a mano para un orgasmo?
Por qué seguimos sintiendo esa especie de tristeza y "vacio" después de un "homenaje" de esos?
Nos sigue importando que sea virtual? Que sea con un ciber-desconocido?
Qué diferencia existe entre un orgasmo conseguido "virtualmente" y uno conseguido con el "desconocido de turno" de la barra del bar de ocasión?
Y los que consigues estando a solas?
La sensación debería ser la misma: he tenido un orgasmo y punto. Por qué nos comemos la cabeza tanto?
Será que algunas mujeres hemos sido educadas para tener "orgasmos dentro del matrimonio"?
Y las que estamos divorciadas... sólo son válidos los que tenemos con nuestra pareja de turno?
Por qué seguimos teniendo tantos prejuicios? Qué mas da de donde conseguimos nuestros orgasmos? Si no hacemos daño a nadie, si no debemos dar cuentas de ellos... porque el sabor amargo?
Personalmente creo que hay muchas maneras de conseguir orgasmos, lo que me lleva a sostener que los hay de muchos tipos: los que consigues cuando estás enamorada, cuando la atracción física es brutal, cuando estás sola, cuando utilizas la webcam, cuando es un punto mas en tu rutina diaria... (Por qué los consigues, verdad?)
En todo caso, son nuestros! Somos dueños de nuestros propios cuerpos o no?
Pero el tema de los orgasmos sigue siendo algo delicado, seas mujer, seas hombre. Si no los consigues: eres rara. Si eres hombre y no lo consigues: eres raro, tienes problemas.
Será que el orgasmo es el corolario de una relación íntima estupenda? Y si no lo fuera?
Y si pudieras tener sexo a destajo con alguien y no tener un orgasmo?
Es el orgasmo la "fresa" que corona la tarta? Los que practican tántrico que opinan?
Que mas da si tu fin de semana fue una super ciber-fiesta o si te fuiste por ahi a ligar con alguien que pudiera articular al menos dos frases seguidas con sentido?
Y si miraramos al sexo como a un desayuno buffet? Entonces cada uno podría tomar lo que quisiera, sin preocuparse de "si se va a terminar", "cuanto va durar", "podré repetir?" y nos concentraríamos solo en lo importante: disfrutar!
Hacernos cargo de nuestros gustos y aceptarnos es parte del "show"...
Recomiendo este enlace (porque me lo remendaron):
http://www.elpais.com/articulo/portada/Objeto/ginecologico/identificado/elpepusoceps/20100214elpepspor_10/Tes

sábado, 13 de febrero de 2010

Los juegos que la gente juega

Me pregunto si los juegos sexuales "modernos", son una manera mas de distraernos y de traer animación a nuestra pareja o si son solo eso: juegos, sin mas ni mas.
Estamos todos preparados? Qué es más fácil? Tener intimidad a "tres bandas" con perfectos desconocidos o compartir eso con tu pareja o con quien tengas cierta implicación emocional?
Cuando digo perfectos desconocidos me refiero a personas con las que no tienes ninguna implicación, gente que podrias haber conocido en un bar o a través de un portal en internet.
Nunca lo he probado, lo que no quiere decir que no haya fantaseado con ello.
Hace un tiempo, estuve en un bar, con mi pareja, no había nadie más: nosotros, el camarero y una mujer joven en la barra. Se me ocurrió preguntarle a mi pareja si se animaría a tener una "aventura" con esa desconocida. Creo que lo pregunté segura de que respondería "no". Pero dijo "si". Sentí una mezcla un tanto explosiva de emociones. Por un lado era algo con lo que habiamos fantaseado estando en la intimidad y por otro lado, me estaba "enfrentando" al miedo que me producían ese tipo de fantasías: él no tendría problemas de estar con otra.
Entonces, que punto de intimidad y de seguridad en tu propia pareja se necesita para "experimentar" nuevas emociones? Sería más fácil hacer un trío con otro hombre?
Serán estas fantasías una manera de "disfrazar" infidelidades?
La noche no terminó bien. Las tapas eran de lata y calentadas en micro-ondas. Yo tuve otro de mis "conflictos emocionales primarios" (léase celos). Y la desconocida en cuestión entabló conversación con nosotros, sobre el tabaco, si podía fumar, etc.
Me molestó descubrir que mi pareja dijo que "si", solo porque era "delgada y joven". Yo me fijé que llevaba botas blancas con pantalón negro, que no tenían nada que ver con su bolso, que sus gafas eran horribles y que sus manos eran enormes. Eran excusas? No lo se, pero que él no se fijara en alguien más "presentable" a mis ojos fue desmoralizante...
Sigue siendo verdad el tópico de que "si los hombres no se acuestan con la persona a la que aman, aman a la persona con la que se acuestan"?
Y nosotras? Las de la generación de los 60... hemos evolucionado en ese tema? O seguimos siendo mujeres exigentes hasta para hacer un trío?
Por ahora, el único trío posible en casa es el de Telefónica...